viernes, 2 de agosto de 2019

MÍRELO DE FRENTE, SEÑOR DIPUTADO*




Frente al diputado, pusimos la réplica del niño. Un bebé de goma de tres centímetros de largo, un ser humano de doce semanas de gestación, en tamaño real, perfectamente formado.
El niño parecía aún más pequeño y vulnerable sobre el escritorio lustroso.
¡Todos nosotros en torno a la imagen misma de la fragilidad y la indefensión!

Sin dudas, aquel "niño réplica" incomodó al señor diputado, quien advirtiendo esa "presencia" sobre la mesa, desvió la mirada del objeto de su incomodidad evitando hacer pregunta alguna, como si ignorando al pequeño pudiese eludir la gravedad de lo que íbamos a hablar.

No estiró su mano para tomar la réplica y mirarla de cerca. No. ¿Acaso la imagen fiel de un niño por nacer le hizo sentir que tenía frente a él a una real criatura (no de goma sino de carne, hueso y alma) y  temía hacerle daño? ¿Acaso había comprendido de pronto el sagrado misterio de la vida y se sentía indigno siquiera de mirarlo de cerca?

Señor diputado, ésta es una réplica de goma. Puede Ud. cortarla en pedazos o tirarla contra la pared que no ocurrirá nada. ¿Le repugna la idea de maltratar a un muñeco de forma humana? ¿Qué dice entonces de torturar a un niño de verdad en el vientre materno? ¿Qué dice sobre sesgar una vida inocente, latente e irrepetible?

Todos los diputados con los que hablé tuvieron la misma primera reacción ante la imagen de aquel niño. Todos se incomodaron visiblemente al verlo.
Todos, en un primer momento, evitaron alargar la mano para sujetarlo.

Quiero pensar que sintieron espontáneamente una especie de santo temor... y quizás haya pesado sensiblemente sobre ellos el deber de proteger al más débil e inocente, de crear un cerco protector para que nadie tome entre sus garras la vida que comienza. Nadie. Ni ellos mismos. Tal vez también sintieron turbación y vergüenza de mirar a la cara a aquel que es próximo a morir injustamente.
Pienso que al menos por un brevísimo instante hicieron lugar a la verdad.

Es duro hablar con los diputados para pedirles su "voto por la vida" sabiendo como sabemos que ellos no tienen real derecho a decidir sobre la vida del inocente, aunque se arroguen tal potestad. Sin embargo, dado el poder ilegítimo que de hecho ostentan, nos acercamos a ellos con el fin de interceder por los que no tienen voz... y los vimos turbarse ante la imagen de un ser humano por nacer.
Esperemos que esa "razonabilidad" que por instantes se apoderó de ellos, no se les olvide al momento de firmar condena.


-Julieta Gabriela Lardies



*El escrito hace referencia a las reuniones realizadas con algunos legisladores en la provincia de Misiones durante el año 2018, en el marco del infame debate sobre la ley de aborto