martes, 17 de diciembre de 2019

GINÉS, EL MINISTRO MUERTE




La mayoría de las veces responde burlonamente y con ironía cuando se lo interroga sobre su accionar criminal. NO parece presentar remordimiento alguno ni sentir una pizca de respeto hacia sus interlocutores (ni compasión por sus víctimas). Marcados rasgos psicopáticos.

Utiliza argumentos falaces, miente sin demostrar ni un solo signo de nerviosismo. Se ríe patéticamente mientras quienes se le ponen delante tratan de hacerlo entrar en razón.
Su actitud inmisericorde hace recordar la imagen de Moloch, aquel ser demoníaco representado en una imagen de bronce que en la antigüedad se devoraba a los niños recién nacidos, arrojados por la boca de la estatua a las llamas que ardían en su interior.

Ginés González (flamante ministro de salud) ya nos asombraba a todos hace algunos años con su idea de liberar camas en los hospitales aplicando la eutanasia, generar espacio matando enfermos.

En los últimos días lo hemos oído defender su sanguinario Protocolo para la práctica de abortos usando como argumento recurrente que “La mayoría de los países del norte ya lo han legalizado” (y esto repetido muchas veces como tratando de imponerlo a martillazos). Pero, díganos Ginés, ¿Si vamos a copiar las leyes y resoluciones de los países del norte… para qué le estamos pagando sueldos a nuestros legisladores y ministros? ¿Para qué los estamos manteniendo a ustedes? ¿No sería mejor pagar un solo sueldo a algún copista que se encargue de transcribir las normas de las citadas naciones extranjeras para aplicarlas en nuestra Patria libre y soberana? Y hablando de todo un poco ¿Qué me dice de las nefastas consecuencias que trajo el aborto en los países que lo han legalizado? ¿No sabe? ¿No responde?

Por otro lado, sería importante pedirle a Ud,  Ginés, que explique delante de cámaras, para todo el pueblo argentino, cómo funcionan esas pinzas, los bisturíes y la aspiradora manual, instrumentos todos que se muestran en su Protocolo como elementos para practicar abortos. Sería interesante que diga también explícitamente en las entrevistas que le hacen, cómo se las arregla Ud para dar muerte a los niños de mayor tamaño (recordemos que el “Protocolo-Ginés” admite el aborto hasta los nueve meses de gestación), y explique por qué prefiere matar a un niño antes que ponerlo en una incubadora. Otra duda (¿Los periodistas no la tienen?) es por qué el Protocolo habla de silenciar el ecógrafo… ¿Se me figura o será para que los latidos del corazoncito del bebé no lleguen a oídos de su mamá sacudiendo su conciencia, despertando su compasión, o al menos recordándole que el aborto es un crimen que clama al cielo? También cabe preguntarle a Ud, Ginés, por qué su Protocolo para abortos dice que la mujer debe preocuparse si, tras practicarse un aborto, tiene un sangrado que se prolongue  más de dos semanas (o sea que exceda 14 días), sin embargo, el protocolo de abortos de la provincia de Misiones, firmado por otro “doctor-muerte”, el ahora gobernador Herrera Ahuad, dice que la mujer debe comenzar a preocuparse recién cuando el sangrado exceda los 40 días (Protocolo de aborto para la provincia de Misiones – resolución N°3378 del 16 de septiembre de 2013)¿14 o 40 días de sangrado? ¿Dos semanas o más de un mes? ¿Podrían los médicos abortistas ponerse de acuerdo al menos para “mentir parejo” y así dar la impresionó de que ciertamente les preocupa la salud de la mujer, al menos un poco?

Otra pregunta para Ginés. Cuando su Protocolo habla de aborto fallido (“interrupción fallida” página 57) ¿Se refiere por ventura a que lo que se extrajo de la mujer no era precisamente el niño, o bien era tan solo parte de la criatura (parte del "producto de la concepción" como Ud lo llama?) Sin dudas se refiere a estas dos posibilidades, ya que el Protocolo habla de casos en los que, tras la práctica del aborto, “el embarazo continúa”(textuales palabras de esta guía para matar niños). ¿Podría contar públicamente qué es lo que el médico extrae de la mujer en un aborto fallido? ¿Podría contar cómo en muchas de estas "fallas" se extraen pedazos del cuerpo de la mujer misma y otras veces partes del cuerpo del niño? ¿Podría relatar Ud, Ginés González, cómo en tantos de estos abortos fallidos se arrancan partes del bebé pero no se consigue darle muerte, y por eso la criatura sigue viviendo y el embarazo continúa su curso (como bien lo dice Ud), con el niño mutilado y maltratado, hasta que su madre lo nota y recurre nuevamente a los “profesionales de la salud” para que éstos le practiquen lo que Ud llama una nueva “aspiración de vacío o dilatación y evacuación”, es decir que terminen la obra criminal que dejaron inconclusa?

Otra línea oscura de las muchas que hay en el Protocolo es aquella que dice “De acuerdo a la experiencia de los equipos de salud que realizan ILE…” Estimo que esos equipos “de salud” no operan en la Argentina porque en nuestro país no hay “ILE”, la “interrupción legal del embarazo” no existe, el aborto es delito penal en nuestro suelo. A menos que Ud, Ministro-Muerte, esté confesando la existencia de verdaderas organizaciones delictivas dedicadas a practicar abortos clandestinos en nuestro país. Si las conoce tiene el deber de denunciarlas, Don Ginés... Y de paso ¿Forma Ud parte de ellas?

¿Y qué decir de las amenazas que Ud  hace llegar a los médicos que no quieran practicar un aborto? En la página 25 del Protocolo en cuestión, se explica que incurrirán en “violencia contra la libertad reproductiva” aquellos profesionales que se nieguen a realizar prácticas “lícitas” atinentes a la salud reproductiva, y aclara falazmente “entre las que se encuentra la interrupción legal del embarazo”. Un médico, según este Protocolo, no podría negarse a realizar un aborto a menos que haya declarado y notificado PREVIAMENTE su decisión ante las autoridades del nosocomio. Y si el profesional de la salud hiciese esa declaración explícita y previa ante las autoridades del Hospital, igualmente estaría obligado a cooperar con el aborto en cuanto a las medidas previas al asesinato en sí. El médico también se vería obligado a informar a la paciente sobre su "derecho" al aborto y estaría confinado a cooperar directamente con la práctica criminal indicando a la mujer qué médico abortista podría darle fin a su embarazo. ¡LO QUIEREN OBLIGAR A SER CÓMPLICE! 
Además, el médico pro-vida, aunque se hubiera manifestado previamente en contra de realizar abortos, también estaría obligado a terminar con la vida del niño en caso de que no haya un profesional abortista disponible o se considere que el aborto debe ser hecho de inmediato. TODAS las clínicas (sin importar si sean públicas, privadas, religiosas, etc) deberán según el Protocolo garantizar la práctica de abortos, NO PUEDIENDO NEGARSE. 
¡Caramba! Si es necesario que el ministro de salud amenace y obligue tanto (Todo lo que se expone en este párrafo puede corroborarse en la página 26 del Protocolo) no será que algo de malo hay en todo esto? ¿Existen las mismas amenazas y disposiciones coercitivas para las operaciones de apéndice o para las extracciones de muela? ¿Si hay que obligar de tal manera a los médicos y a las clínicas, amenazándolos penalmente para que apliquen estos protocolos, no será que el aborto en realidad no es una práctica sanitaria? Y sí, es lógico que los médicos de bien  se nieguen a desmembrar a un niño, a tirarlo en un tacho en lugar de ponerlo en una incubadora o a romperle el cráneo con un fórceps.

Y por cierto ¿Qué es eso de aborto por salud social” que embandera el Protocolo?¿Aborto por motivos sociales? ¿Aborto en embarazo tras una infidelidad a la pareja estable? ¿Aborto por divorcio? ¿Por situación de desempleo? ¿Aborto para conseguir un ascenso, para conservar un trabajo, para participar de un concurso de belleza, para evitar murmuraciones, por tener depresión, para que no se dificulten los estudios, para poder seguir practicando deportes de riesgo o asistiendo a fiestas de trasnoche? ¡Salud social! REALMENTE VERGONZOSO.
(Y en este punto, para quienes intentan dar excusas abortistas un poco más elaboradas… ¿Cuándo es correcto asesinar a un niño?)

Tanto de este ilegal Protocolo-Ginés, como de los demás protocolos abortistas e igualmente ilegales que infectan nuestros nosocomios, podríamos seguir hablando mucho.

Pero solo una cosa más quisiéramos decirle al ministro. Cuando alguna persona indignada le hace algún planteo en los medios, este personaje responde “vos decís eso porque sos religioso”. Permítame decirle, ministro asesino, que ciertamente pienso como católica. Y Ud. piensa como ateo o como satanista. Por ello no tiene mayores reparos cuando contempla la posibilidad de asesinar enfermos, o cuando obliga a descuartizar niños para cumplir con sus fines perversos. Ud. piensa como "hombre sin Dios", cree que nunca será juzgado por sus actos y que jamás tendrá que dar cuentas a nadie (o quizás cree que deberá rendirle cuentas al demonio mismo, y de allí su desesperación criminal por matar inocentes). No le teme a la condenación eterna. 

¡Ah! Otra cosa (ya lo olvidaba). ¿Cuántos abortos ha practicado Ud? Nunca lo ha contado ante las cámaras pero sería interesante saberlo. ¿Puede relatarlo? ¿Cuántos úteros ha perforado? ¿Cuántos niños le nacieron vivos por abortos “con fallas"? ¿Cuántas criaturas vio apagarse hasta morir en una bandeja de metal o en un tacho de desechos? ¿A cuántos bebés mutiló en abortos fallidos, sin poder matarlos? ¿Cuántas veces bajó el sonido del ecógrafo para que la mujer no escuchara los latidos de su hijo? (Ud. menciona estos gajes del oficio en su Protocolo de muerte, de manera que no estaría mal hablarlo ante las cámaras, ¿no?) Y algo más… ¿Cuántas Keilas se le han muerto junto con los bebés? En fin… ojalá nuestros periodistas despierten de su respetuoso letargo (inducido o no, consciente o inconsciente) y al menos le hagan estas sencillas preguntas que muchísimos argentinos quisiéramos lanzárselas a la cara, simplemente para comprobar hasta donde llegan su cinismo, su perversión, su sed de sangre.


-Julieta Gabriela Lardies

martes, 29 de octubre de 2019

EL PUEBLO QUE RESISTIÓ




La ciudad había recibido con asombro la noticia de que sería "sede" de un encuentro nacional homosexualista, un encuentro promotor de conductas promiscuas, un encuentro de aquellos que por lo general traen aparejados delitos como atentados al pudor y corrupción de menores.
Los habitantes de la ciudad se opusieron decididamente a que dicha manifestación perversa y pervertidora, se llevara a cabo allí. El cura párroco y el intendente también se expresaron en contra de la realización del citado evento, extendiendo éste último una resolución en la que denegaba la autorización al encuentro.
Pero llegada la fecha, la ciudad (que había sido declarada "Ciudad Pro Vida") se vió invadida por personajes escandalosos y grotescamente disfrazados. El intento de toma de la ciudad se realizó desvergonzadamente. ¿Pensaban los invasores que nada se opondría a su degenerado propósito? Pues si eso pensaron, se equivocaron. Ya que de dos maneras reaccionó el pueblo agredido, con las dos aristas propias de la virtud de la fortaleza, RESISTIENDO Y ATACANDO sin vacilaciones.
¿Cómo? En primer lugar, sosteniendo sábanas, unas junto a otras, bordeando las calles, de manera que los habitantes del lugar, especialmente los niños, no viesen las manifestaciones indecentes de los invasores que marchaban por las calles, afrentando a Dios y escandalizado a los vecinos del lugar. Se formó así una barrera, un velo de protección, un límite al  descaro de quienes desfilaron por las calles de la ciudad.
La segunda acción del pueblo fue un contra-ataque valiente y firme, consistente en hacer llover proyectiles a fuerza de brazo sobre  quienes agraviaron al pueblo de Hernandarias.

Sí. Hernandarias es el nombre del pueblo paraguayo que resistió al ataque homosexualista y contra-atacó valientemente.

Esto sucedió hace pocos días en el país vecino del Paraguay y las voces "de peso" internacional no tardaron  en aullar de indignación por la "intolerancia"de los paraguayos que no aguantaron que le profanen su pueblo. No tardaron las voces internacionales en quejarse del "discriminativo" espíritu de los habitantes de Hernandarias.

Por nuestra parte, no podemos menos que confortarnos en la intolerancia de ese pueblo paraguayo que no soportó la burla y el libertinaje, y alegrarnos de la mirada discriminativa que les hizo ver la diferencia entre una visita de hombres de buena voluntad  y una invasión profana y diabólica. No podemos menos que regocijarnos viendo cómo la bandera de la perversión fue arrancada de manos de sus portadores y quemada por los habitantes del pueblo que no aceptaron que se enarbole esa enseña en Hernandarias. Conmueve, en fin, ver en una de las fotos la imagen de un paraguayo con el brazo en alto y en su mano un crucifijo, enfrentando así a los militantes LGBTIQ, combatiendo al error con la Verdad misma.
Bendita pues la sana intolerancia y la justa discriminación que nos llevan a rechazar la indecencia, la promiscuidad y la corrupción y nos convocan a defender el nido.

¡DIOS BENDIGA AL PUEBLO DE HERNANDARIAS Y NOS DÉ FORTALEZA PARA HACER DE CADA PUEBLO UN ALCÁZAR DE RESISTENCIA, POR DIOS Y POR LA PATRIA!

Oh, Virge Poderosa, grande e ilustre defensora de la Cristiandad, temible como ejército en orden de batalla, asiste a tus hijos que libran el buen combate.



-Julieta Gabriela Lardies

miércoles, 25 de septiembre de 2019

EL BICHO FEO (MEMORIAS)





Entre mis más claros recuerdos de infancia  se encuentra el de mi escuela primaria. Cierro los ojos y entre las brumas blancas que envuelven celosas todo lo referente a mis primeros años puedo verla levantarse imponente y majestuosa.

Ahora, a través del tiempo, me doy cuenta de que en realidad era una simple y sencilla escuelita de pueblo. Paredes anchas y techos altos, pero no contaba con sótanos ni con laboratorio; era de una sola planta, de manera que no teníamos escaleras para dirigirnos a pisos superiores; la cocina era de muy discretas dimensiones… y la biblioteca era aún más discreta que la cocina. Pero para nosotros, que no conocíamos otras escuelas, la nuestra era la “gran escuela”. Tenía una enorme cancha para jugar a la pelota, una pieza diminuta que en los recreos servía de cantina expendiendo toda clase de dulces, paragüitas de chocolate,  maíz inflado y azucarado, semillas de girasol y tantas otras golosinas similares que por el mísero precio de una moneda pasaban a nuestra propiedad haciéndonos sentir los seres más afortunados y mejor provistos del universo.

Además la escuela tenía un bebedero. Sí, un largo y ceramicado bebedero con muchas canillas de las cuales brotaba agua cristalina y fresca, agua que juntábamos en el pocito de nuestras palmas y bebíamos con la febril vehemencia de sedientos exploradores que encuentran un oasis en medio del desierto.

Jamás he vuelto a probar agua tan exquisita, tan refrescante y mágica como aquella. ¿Puede haber gloria mayor para un patio de escuela? En ese bebedero nos lavábamos las manos manchadas con témpera tras la clase de artes plásticas, al borde de ese bebedero nos empujábamos para refrescarnos luego de las agotadoras clases de educación física y, como si eso fuera poco, era en ese lugar dónde nos limpiábamos las heridas de codos y rodillas, heridas que eran el resultado casi invariable de nuestras correrías frenéticas y nuestros galopes furtivos por patios y galerías. Yo no me lastimaba con frecuencia, aunque no huía de las partidas arriesgadas. Quizás por eso recuerdo con asombrosa nitidez el día en el que tuve que llegar como tantos otros condiscípulos, sangrante y polvorosa, a curar mi dolor y mi orgullo herido en las aguas de aquel bebedero que en circunstancias de ese tipo hacía las veces de fuente medicinal y consoladora.

En la escuela había reglas. Sabíamos que el primer timbre era para quedarnos quietos como estatuas en el lugar en el que estuviéramos parados. El segundo timbre era el que nos indicaba que debíamos dejar nuestra postura pétrea y regresar a las aulas en perfecto orden.

Otra cosa que bien sabíamos era que no se debía salir fuera de los límites del establecimiento… aunque resultaba una verdadera tentación el almacén de Doña Elena, que se hallaba justo al cruzar la calle de tierra, frente a la escuela, y vendía unos picolés exquisitos que, dicho sea de paso, no eran más que hielo saborizado metido en bolsitas plásticas, delgadas y largas, que nosotros comprábamos por la irrisoria suma de diez centavos la unidad. Luego succionábamos, hielo y bolsa juntos, mientras nuestras manos y bocas iban tiñéndose gradualmente con manchas de colores rojizos y textura pegajosa.

Nosotros sabíamos que las reglas no debían romperse… lo sabíamos por instinto, por razón natural... y por razones menos naturales pero más intimidantes como el miedo a “firmar el libro”. No sabíamos a ciencia cierta qué era aquello de “firmar el libro”, y a decir verdad ni siquiera sabíamos firmar. Pero la amenaza era pronunciada con tal gravedad por nuestros docentes que nos parecía que la cosa era realmente muy seria y no queríamos exponernos al riesgo de sufrir la pena. Además, transcurrido algún tiempo, “el libro” pasó a llamarse “libro negro”, lo que terminó por quitarnos toda duda acerca de lo intrínsecamente malo de estampar nuestros nombres en él. Y ese, precisamente ese y no otro, era el castigo aplicado a quienes se atrevían a burlar las fronteras de la escuela.

¡Pero los picolés de Doña Elena eran tan ricos! ¡Tan refrescantes! ¡Tan apetecibles cuando el ardiente sol misionero amenazaba con achicharrar nuestras cabecitas descubiertas! Por eso ideamos un plan para conseguirlos sin romper las reglas de la escuela. No sé de quién fue la idea. Lo imagino, pero no lo sé. Así que no lo digo.

Como auténticos pilinchos, en hilera y asidos al alambre que marcaba el límite, esperábamos a que algún vecino del pueblo pasara por el camino polvoroso. ¡Ver venir a alguien era la gloria! Desde la alambrada llamábamos al caminante y le pedíamos nos hiciera el gran favor de comprar por nosotros la preciosa mercancía. Le dábamos nuestras monedas y nuestras indicaciones. “Para mí de uva”, “para mí de frutilla”... y el buen samaritano invariablemente regresaba con aquella maravillosa carga cubierta de escarcha; carga que para nosotros valía más que un vagón de oro… al fin y al cabo un vagón de oro no nos hubiera servido entonces para apagar tan deliciosamente nuestra sed de incansables duendes saltarines.  Sin saberlo estábamos utilizando la figura jurídica del mandato. Sin saberlo también estábamos aprendiendo a gambetear leyes…

Otra de las normas era la de no saltar sobre los bancos de los patios internos. Para dar una idea proporcionaré los siguientes datos. En el centro de la escuela se hallaba el patio principal, con piso de mosaicos, donde se levantaban dos mástiles imponentes en los que cada mañana se izaban con sumo respeto nuestras hermosas banderas. Una azul y blanca, la nacional. Otra roja, azul y blanca, la de nuestra provincia. 
Las banderas, nuestras banderas, eran realmente bellas, impactantes, sublimes. Nuestra escuela no hubiera sido escuela respetable si ellas no hubieran estado allí, inspirándonos con su presencia los más nobles sentimientos que ya desde aquella edad comenzaban a dar calor a nuestro pecho. En mi opinión era aquel pabellón celeste y blanco el que le daba el alma a la escuela. A esa bandera le cantábamos, frente a ella nos formábamos, a ella le habíamos jurado fidelidad y por ella se daba la vida. Toda la grandeza y el misterio de la palabra Patria estaban así plenamente presentes en aquel modesto patio escolar de un pueblo perdido en el interior del país.

Alrededor de ese patio descubierto se extendía la galería angosta y techada y se ubicaban las aulas. Las puertas de los salones miraban hacia el patio central, y entre aula y aula había unos patiecitos internos, espacios reducidos que servían para jugar a las bolitas o para sentarse a conversar. En estos patios pequeños estaban dispuestos unos bancos macizos de cemento y ladrillo, adheridos al piso con una firmeza titánica, tanto que de haber acaecido un terremoto es seguro que estos bancos hubieran quedado en pie. A estos patiecitos no entraba mucha luz de sol  ya que las altas paredes de las aulas los resguardaban muy bien. Esto los mantenía frescos pero favorecía la humedad que a su vez daba lugar a que un diminuto y tupido musgo proliferara en pisos y bancos. Pienso que por eso se nos prohibía con tanta firmeza brincar de banco en banco, ya que nos arriesgábamos a resbalar artísticamente en dicho musgo y a terminar en el suelo tras caídas mucho menos artísticas. 

Sin embargo había un juego al que ninguno de nosotros podía resistirse. El juego del “Bicho Feo”. ¡Cuánto nos divertía! Uno de nosotros era el “Bicho” y se ubicaba en el centro del patiecito, entre los bancos. Mientras estuviéramos tocando un banco el Bicho no podía atraparnos. Pero debíamos pasar corriendo o saltando de banco a banco, y esa era la oportunidad del “Bicho” para capturar a quien lo sucedería en el singular puesto.

Cuando estábamos en el banco cantábamos burlonamente y a voz en cuello “¡Bi-cho-fe-o! ¡Bi-cho-fe-o! ¡Bi-cho-fe-o!” y el Bicho fingía enojarse. Luego brincábamos, corríamos y burlábamos al Bicho hasta que algún desafortunado caía en sus temidas garras.

Si los maestros fingían no vernos ni oírnos para no tener que aplicar el castigo, o si efectivamente ignoraban nuestras hazañas, es cosa que hasta ahora ignoro. Pero fue ahí, precisamente durante un juego de “Bicho Feo”, cuando resbalé al saltar de un banco a otro, perdí pie, y di con el rostro en uno de esos macizos, peligrosos, criminales y en mala hora dispuestos asientos de cemento. No recuerdo haber derramado alguna lágrima… sinceramente no lo recuerdo. Lo único que sé es que de un momento a otro me vi llevada por una de las maestras hasta nuestro querido bebedero, seguida por una turba de chicos curiosos y alborotados que no tardaron en rodearme como si fueran una tromba de vizcachas con los ojos tan abiertos como platos y haciendo múltiples exclamaciones y observaciones, ya de consuelo, ya de lástima al ver la herida tan aleccionadora, ya de condescendencia por la compañera atrapada in fraganti.

Mientras la maestra lavaba mi herida yo hubiera querido espantar con la mayor violencia posible a todos esos otros niños que me rodeaban y que, lejos de confortarme, aumentaban mi vergüenza y mi confusión… más aun cuando entre la turbamulta creí oír una voz burlona e irritante que exclamó con crueldad “¡Ja! ¡Ahora sí que parece un Bicho Feo!”. Nunca, nunca, volví a jugar a aquel juego de alto riesgo.



-Julieta Gabriela Lardies

miércoles, 11 de septiembre de 2019

EL TAMBOR (MEMORIAS)




Mi escuela tenía un número y un nombre. El número seguramente le fue asignado por el Ministerio de Educación. El nombre le fue dado por mi abuelo Carlos.

Varón emprendedor y de firmes principios, mi abuelo luchó junto a otros hombres de nobles intenciones para que nuestro pueblito tuviese una escuela en su zona urbana.

La escuela, construida luego de no pocos esfuerzos, se llamó “Tambor de Tacuarí” en honor a aquel valiente niño, Pedro Ríos, que con los redobles de su tambor daba aliento a las tropas de Don Manuel Belgrano y que, desempeñando esa noble misión, encontró la muerte en combate en el año 1811.

Como estudiante de grado, siempre tuve la profunda convicción de que nuestra escuelita tuvo el nombre más hermoso que podía haber tenido. Ahora bien, los niños que pasaron por sus aulas, tendré que decirlo a fuerza de sinceridad, no siempre honraron con su comportamiento el nombre de la escuela. Y ante esta realidad que se imponía sin más, fue necesario establecer un canon de castigos. Al niño infractor se le podía "retar" o se le podía "poner de plantón" junto a la pizarra del aula, pero en casos de delitos graves, delitos mayores, el ajusticiado era enviado “al Tambor de Tacuarí”, lo que antecedía a “firmar el libro negro”.
¡El niño delincuente junto al niño héroe, los dos en aparente pie de igualdad, parecían cumplir juntos la misma condena! A qué maestro le perteneció el oscuro entendimiento gestor de tan desdichada idea es algo que no figura en los anales de la Historia, aunque por los hechos estamos en condición de afirmar que la idea tuvo muy buena acogida por todos los docentes de la escuela, quienes salteándose cualquier regla básica de sentido común y de pedagogía elemental adquirieron la infame costumbre de enviar de penitencia a los incorregibles “junto al Tambor de Tacuarí”.

El castigo tan temido consistía en ir a pararse junto a una estatua de madera, hermosa imagen del heroico niño, que se encontraba frente a la oficina de Dirección.

La estatua de madera lustrada era una bella obra casi en tamaño natural (o al menos de ese tamaño me parecía a mí en equella época). Todo el alumnado hubiese debido sentir un tierno afecto por esa cálida representación del Tamborcito de Tacuarí y haber querido detenerse anta ella para admirarla con orgullo de tenerla. Sin embargo aquel lugar de la escuela era mirado con recelo, y hasta con oculto odio, por los niños que se sabían posibles merecedores de la pena máxima.

En este punto cabe aclarar que la pena capital, por sus sospechados efectos colaterales, curricular y hogareñamente hablando, y por su misterio de alcance, era la de “firmar el libro negro”. Pero en materia de humillación no había pena mayor a la de “ir al Tamborcito”. Una expulsión hubiese sido grave en sus consecuencias mediatas, pero en nada se comparaba con el deshonor inmediato de ser expuesto junto a la estatua del Tambor de Tacuarí durante los interminables minutos de un largo recreo, siendo visto por todos los compañeros que pasaban por la galería y jugaban en el patio central. No existía mayor vejación, mayor crueldad, mayor infortunio. Nuestras mentes no concebían algo peor que aquello.

(Deseo hacer una salvedad en cuanto a aquello de "firmar el libro negro": Ninguno de nosotros vió jamás el libro, en consecuencia no sabíamos si en verdad era negro... ni si era un libro. Un niño muy malo dijo que cierta vez "había firmado"  y que sólo se trataba de un cuaderno de no sé qué color... Pero sospechábamos que nos estaba mintiendo... Ya se sabe eso de que en la boca del mentiroso... En fin...)


“-¡Te vas a ir al Tamborcito!”

La amenaza era espantosa, tanto para el que la recibía como para los que presenciaban la escena.

“-¡Al Tamborcito!”

La sentencia tenía la gravedad de las resoluciones pronunciadas por las más altas cortes. El condenado esperaba un instante, al igual que todo el que recibe una mala noticia, como para advertir si era verdad  o si se trataba de una broma o de una mera amenaza con apariencia de orden… ese instante tan breve y tan profundo en el que el mundo se detiene y se oye el silencio del universo en su profundidad de siglos. Luego era vértigo. Pánico. Todo en no más de dos segundos.

Al ver que la sentencia tenía carácter de cosa juzgada, el reo escolar marchaba con la gravedad de un auténtico criminal camino al paredón de fusilamiento.

Nunca se dio explicación acerca del por qué era un castigo pararse junto a la imagen de un héroe. Y, la verdad sea dicha, creo que nuestras autoridades jamás analizaron la irracionalidad de aquel castigo.

Imagino que los alumnos menos lectores tal vez creían que aquel niño de madera había sido alguien muy malo que de tanto estar de penitencia había recibido un castigo del Cielo o de algún mago justiciero y, convertido en tronco, cumplía la condena de estar eternamente “de plantón”.

La imagen del niño héroe, en lugar de ser utilizada para generar nobles sentimientos en los corazones infantiles, terminó siendo tomada indirectamente (o directamente?) como signo de oprobio.

Hoy veo aquello a través de los años y no puedo menos que dolerme por el inconsciente pero real ultraje a la gloria de Pedro Ríos, el Tambor de Tacuarí. No puedo menos que entristecerme por la profanación de aquella imagen a la que tantos niños de mi escuela seguramente han aborrecido sin querer. Ahora, al escribir estos recuerdos, mientras me invade una amarga sensación de impotencia, quiero reverenciar la memoria de nuestro inmortal héroe, ejemplo de valor para niños y jóvenes de nuestra Patria y del mundo.

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Declaro mis respetos a tu cabal memoria, noble Tamborcito de la batalla de Tacuarí, que con tu corta edad supiste ofrendar la vida como tantos grandes héroes conocidos y renombrados. Hago consciente acto de desagravio en nombre de tres generaciones de estudiantes. Y es mi deseo que si estas líneas llegasen un día a manos de las autoridades de mi escuelita ya tan lejana, y si fuese que el incoherente castigo logró sobrevivir al paso de los años, se dé entonces lugar a mi público pedido, que no es otro que éste: Que tan inconcebible pena sea abolida para siempre, bajo riesgo de que tanto docentes como directivos sean juzgados un día ante los tribunales de la Patria… y por qué no, ante el Tribunal de Dios.


-Julieta Gabriela Lardies

viernes, 2 de agosto de 2019

MÍRELO DE FRENTE, SEÑOR DIPUTADO*




Frente al diputado, pusimos la réplica del niño. Un bebé de goma de tres centímetros de largo, un ser humano de doce semanas de gestación, en tamaño real, perfectamente formado.
El niño parecía aún más pequeño y vulnerable sobre el escritorio lustroso.
¡Todos nosotros en torno a la imagen misma de la fragilidad y la indefensión!

Sin dudas, aquel "niño réplica" incomodó al señor diputado, quien advirtiendo esa "presencia" sobre la mesa, desvió la mirada del objeto de su incomodidad evitando hacer pregunta alguna, como si ignorando al pequeño pudiese eludir la gravedad de lo que íbamos a hablar.

No estiró su mano para tomar la réplica y mirarla de cerca. No. ¿Acaso la imagen fiel de un niño por nacer le hizo sentir que tenía frente a él a una real criatura (no de goma sino de carne, hueso y alma) y  temía hacerle daño? ¿Acaso había comprendido de pronto el sagrado misterio de la vida y se sentía indigno siquiera de mirarlo de cerca?

Señor diputado, ésta es una réplica de goma. Puede Ud. cortarla en pedazos o tirarla contra la pared que no ocurrirá nada. ¿Le repugna la idea de maltratar a un muñeco de forma humana? ¿Qué dice entonces de torturar a un niño de verdad en el vientre materno? ¿Qué dice sobre sesgar una vida inocente, latente e irrepetible?

Todos los diputados con los que hablé tuvieron la misma primera reacción ante la imagen de aquel niño. Todos se incomodaron visiblemente al verlo.
Todos, en un primer momento, evitaron alargar la mano para sujetarlo.

Quiero pensar que sintieron espontáneamente una especie de santo temor... y quizás haya pesado sensiblemente sobre ellos el deber de proteger al más débil e inocente, de crear un cerco protector para que nadie tome entre sus garras la vida que comienza. Nadie. Ni ellos mismos. Tal vez también sintieron turbación y vergüenza de mirar a la cara a aquel que es próximo a morir injustamente.
Pienso que al menos por un brevísimo instante hicieron lugar a la verdad.

Es duro hablar con los diputados para pedirles su "voto por la vida" sabiendo como sabemos que ellos no tienen real derecho a decidir sobre la vida del inocente, aunque se arroguen tal potestad. Sin embargo, dado el poder ilegítimo que de hecho ostentan, nos acercamos a ellos con el fin de interceder por los que no tienen voz... y los vimos turbarse ante la imagen de un ser humano por nacer.
Esperemos que esa "razonabilidad" que por instantes se apoderó de ellos, no se les olvide al momento de firmar condena.


-Julieta Gabriela Lardies



*El escrito hace referencia a las reuniones realizadas con algunos legisladores en la provincia de Misiones durante el año 2018, en el marco del infame debate sobre la ley de aborto





miércoles, 24 de julio de 2019

LA CONFESIÓN DE LOUSTEAU




(2018)


Cuando maliciosamente nuestro interlocutor lanza argumentos ridículos e irresponsables, cuando emite disparates a modo de burla y, sobre todo, cuando no existe en él ni una pizca de buena voluntad en la búsqueda de la verdad, no pesa sobre nosotros obligación alguna de continuar el diálogo.
Bien pudiéramos elegir no dialogar, como el mismo Jesucristo decidió no entablar conversación con Herodes, cuando fue llevado ante la presencia de aquel excéntrico e injusto monarca.
También cabe resaltar que a estas alturas los argentinos ya hemos oído DE TODO y ciertamente pocas son las ganas de responder a los disparates que nos llevan a discutir si los embriones humanos son "larvas" y si esas larvas pasan a ser personas cuando escriben su primer poema.
Sin embargo, aún hay argumentos tan repudiables como reveladores a los que no podemos dejar de, como mínimo, hacer mención considerando lo que ponen a la vista. Argumentos repudiables porque manifiestan un total desprecio hacia la dignidad humana. Argumentos reveladores porque descubren los verdaderos pensamientos de los promotores del aborto.
Nos referimos puntualmente a las terribles teorías con las que el diputado Matín Lousteau justificó su voto criminal, el 13 de junio en el Congreso de la Nación.
Sorprendidos lo oímos decir que el valor de la vida proviene simplemente de un acuerdo social. Asombroso. ¿De manera que el valor del ser humano se determina de la misma manera en la que se dispone el precio de la yerba mate o de la soja? ¿Basta un mero acuerdo de voluntades? ¿A eso se refería el señor Lousteau?
¡Ah! Pero eso no fue todo. Para este diputado no solo es correcto que cada sociedad elija a su criterio qué valor darle al ser humano, sino que también es loable que este "valor consensuado" se dé en relación a la calidad de vida de cada persona. En otras palabras, según tu "calidad de vida" es el valor que tendrás en la escala lousteauniana de tasación de seres humanos. Sí, porque cuando ya parecía haber acabado, culminó su ponencia sentando firmemente todos sus argumentos abortistas en la idea de que existen "CALIDADES DE VIDA DISTINTAS". Una de estas "calidades de vida diferentes" sería la calidad del niño por nacer y por eso, para eliminarlo lícitamente, sólo bastaría ponernos de acuerdo entre los que gozamos de una "calidad de vida superior".
Nos preguntamos si Lousteau piensa aplicar su teoría también en los casos de enfermos graves, niños discapacitados, sordos, mudos, analfabetos, personas en situación de calle, etc.
¿No habrá "calidad de vida distinta" también entre el mismo Lousteau y quiénes no cobramos un sueldo de diputado? ¿Barajará este funcionario la posibilidad de disponer de la existencia  de todos aquellos que no tenemos su misma calidad de vida?
Quizás deberíamos agradecer la sinceridad de este nefasto personaje. Agradecer, porque mientras los abortistas, mayoritariamente, ni siquiera mencionan al niño que buscan asesinar, este diputado dejó muy en claro su criminal pensamiento. Sabe que hay una vida humana y no ignora que se trata de alguien inocente. Pero ese "alguien" molesta y (ya que su "calidad de vida" es "diferente") vale eliminarlo.
Escuchando los retorcidos razonamientos de Lousteau, es casi imposible no recordar  las palabras de Jerome Lejeune, militante pro-vida y uno de los más grandes genetistas de la Historia, quien decía:
"A QUIENES DESEAN ABORTAR LES DIGO: DIGAN QUE ESTE NIÑO LES MOLESTA Y QUE QUIEREN MATARLO, PERO DIGAN LA VERDAD"
Lousteau responde a tal pedido. Tenemos a un diputado que confiesa.



-Julieta Gabriela Lardies

martes, 16 de julio de 2019

CORTEMOS CON EL CIRCO





Da miedo y preocupa. El tema es demasiado serio, terriblemente grave. El tema no admite escrutinios ni puntos medios. La matanza "legal" de inocentes está a las puertas y el tiempo se acerca irremediablemente.
Sin embargo, aunque la situación es más que alarmante, ha estallado ante nosotros un colorido y verdadero show. Estamos siendo espectadores atentos (y hasta a veces promotores) de un farandulesco choque de "celebridades" rodeado por una mediática algazara que, en ocasiones, poco tiene que ver con la sincera búsqueda y defensa de la Verdad. Catherine Fulop, a favor del aborto; Wanda Nara, en contra; "Pampita", a favor; Nicole Newman, en contra...Y ya tenemos todo para el  reality!
Hasta pudimos oír (o leer) a personas de bien que ligeramente se complacen en hacer cálculos enarbolando que determinado "bando" cuenta con las señoritas más "agraciadas", como si se tratase de un vulgar concurso de belleza o de popularidad y como si eso fuera sustento a las palabras que se emiten.
En primer lugar tenemos que saber que la Verdad vale por sí misma, independientemente de la fama de quien la diga. Por otro lado, si el corruptor Marcelo Tinelli, la pornógrafa María Eugenia Vidal o el activista gay Flor de la V, de pronto se declarasen anti-aborto, tal cosa no sería motivo para que automáticamente los pudiésemos poner en el altar de cada hogar argentino. ¡Viral fiebre de canonizar a los _chicos populares_! Vicio tan de moda en estos días y que termina poniendo deplorables referentes ante las nuevas generaciones.
Veamos. Si Susana Romero dice que el aborto es malo, dice bien y la felicitamos por ello. Pero la felicitamos porque lo que dice es cierto, no porque ella sea Susana Romero.
Quede claro (agreguemos lo obvio) que el aborto es malo no porque lo diga ella; su opinión no vale por provenir de ella, lo que vale es la Verdad que dice, y vale tanto en su boca como en boca de la persona más desconocida y gris que marcha cabizbaja por las calles. Si Susana Romero se convirtiese en abortista, su reconocido nombre NO VALIDARÍA SU ERROR. Parece absurdo aclararlo, pero ocurre que el cyber espacio, donde tanto pro-vidas como pro-muerte expresan sus pensamientos, esto no parece estar tan comprendido.
Los artistas (¡artistas!) y modelos (¿modelos de qué?) siguen apareciendo en escena y los espectadores continúan prestándose al circo. Hasta parece raro que no se haya propuesto que la cuestión se defina en un "bailando"...y no resultaría extraño que dado el caso, mucha gente propia siguiera fervorosamente la circense justa.
En fin. A quienes tienes acceso a las cámaras y por medio de ellas se juegan por la vida de los inocentes, los felicitamos (sean famosos o no), como felicitamos a los médicos cabales, a quienes marchan por los no nacidos, a quienes en una esquina olvidada reparten volantes para difundir la verdad y a quienes a mitad de la noche se cuelan en un hospital para intentar salvar una vida.
A quienes tienen acceso a las cámaras y las usan para promover la muerte de inocentes, los repudiamos (sean famosos o no), como repudiamos la militancia de cada promotor abortista.
Pero en nuestros muros, artículos, exposiciones, clases y discursos, primen las citas del Magisterio, de la Academia Nacional de Medicina y del genetista Jerome Lejeune (en cuanto a la autoridad que poseen en materias que vienen al caso para explicarnos ciertas cosas) y no nos centremos en los dichos de la vedette de turno que se cala el pañuelo celeste entre las plumas y la purpurina.
Y que nos preocupen más los descabellados razonamientos de nuestros gobernantes (o el silencio de aquel que debe hablar y no lo hace), que las barbaridades dichas por Moría Casán, Sofía Gala, Darín y Maradona.
No permitamos que la cabaretización de la sociedad argentina infecte también la batalla por lo sagrado. No le enseñemos a nuestros hijos que todas las contiendas terminan en un "reality show". ¡Terminemos con el circo!
SOY MUJER, ARGENTINA Y CATÓLICA. MORIA CASÁN NO ME REPRESENTARÍA AUNQUE SE CONVIRTIESE EN PRO-VIDA. NICOLE NEWMAN NO ES MI REFERENTE AUNQUE ELLA ESTÉ CONTRA EL ABORTO. LO QUE OPINE FLOR DE LA V NO ME INTERESA.
NO ES CORRECTO MATAR NIÑOS Y ESO NO SE DEFINE POR PENALES, NO SE DECIDE POR RECUENTO DE OPINIONES NI POR RECLUTAMIENTO DE FAMOSOS.
No nos entretengamos en pavadas y libremos dignamente el buen combate.



-Julieta Gabriela Lardies


jueves, 11 de julio de 2019

RÉPLICA A LA DIPUTADA PROVINCIAL MYRIAM DUARTE (Carta de lectores publicada en el Diario El Territorio, el día 5 de octubre de 2016)






Señor Director:
                            Con asombro e indignación leí en El Territorio del día lunes 3 de octubre que la señora diputada Myriam Duarte ha presentado un proyecto en la Legislatura de Misiones a fin de declarar  de "interés provincial" la participación de mujeres misioneras en el próximo Encuentro Nacional de Mujeres a desarrollarse en Rosario.
                          Mi profundo desconcierto viene dado por la aparente falta de memoria de la señora Diputada que parece haber olvidado el terrible saldo de delitos consumados que dejó en nuestra provincia dicho Encuentro (también llamado Encuentro de Mujeres Autoconvocadas) cuando se realizara aquí, en el año 2012. El pueblo misionero y sobre todo los habitantes de Posadas, quienes fueron víctimas directas de los ataques, no olvidan lo sufrido durante aquellas terribles horas en las que cientos de mujeres de grupos feministas, abortistas y de izquierda, participantes del Encuentro, ganaron las calles posadeñas para pintar vidrieras, casas y colegios, arremeter contra monumentos e instituciones y atacar furiosamente la Catedral de la ciudad y a quienes estaban rezando frente a ella.
Aún recuerdo la indignación de los posadeñas viendo no sólo los espectáculos obscenos que estas mujeres presentaban en las calles sino también el ataque a la ciudad que tan amablemente  le abriera las puertas.
Tomó mucho tiempo limpiar Posadas y aún no es posible quitar tantos amargos recuerdos de la memoria de la gente. Bastaría con salir a la calle y preguntar a los habitantes de la ciudad qué recuerdan de aquellas oscuras jornadas para confirmar esto.
También es imposible olvidar lo mal que la pasaron las mujeres que quisieron participar del Encuentro (supuestamente "abierto y plural") pero que, por pensar distinto, fueron echadas fuera de los talleres a fuerza de golpes, insultos y escupitajos. Lo digo habiendo participado del Encuentro de Mujeres y habiendo presenciado estupefacta estos hechos atroces.
Mucho más se puede decir de este Encuentro que se viene realizando cada año con similar saldo de violencia y abusos en cada ciudad que recibe a las participantes del mismo. Similares sucesos tuvieron lugar en San Juan 2013, Salta 2014, Mar del Plata 2015 y en múltiples ciudades en anteriores años.
La pregunta es: ¿Vamos a ser los misioneros quienes declaremos de "interés provincial" la participación en este tipo de eventos vandálicos?


       -Julieta Gabriela Lardies
        

miércoles, 10 de julio de 2019

LA IMAGEN MÁS BELLA





No dudemos al afirmar que es ésta la imagen más emocionante, hermosa, reconfortante y patriótica que los argentinos hemos visto en mucho tiempo.
La imagen de niños, jóvenes y docentes de un colegio de Suncho Corral ( Santiago del Estero), avanzando a paso firme, acompañados por sones marciales, precedidos por la Enseña Patria y portando cada uno un pañuelo celeste, símbolo de la lucha pro-vida. Así desfilaron el 9 de julio... y junto a ellos, con su digna sotana y su divisa color cielo atada al brazo, su sacerdote, pastor y guía, también marchando.

Demás está decir que esta imagen es una bocanada de aire puro ante tanto "smog" electoral y tanto reality "político-farandulezco" que contamina el aire en estos días.

En aquel punto norteño de la geografía argentina parecía venir marchando la Patria misma, la Patria toda, aquella Patria noble y castellana, hispanocatólica y marcial. Aquella era la imagen de algo honroso. Algo serio y cabal (¡Al fin!).
De pronto aquella imagen pictórica y gloriosamente viva nos hizo sentir orgullosos y nos recordó quiénes somos, ciertamente parecía tratarse de un ejército en orden de batalla venido desde el fondo de los siglos para hacernos despertar...
Cansados de intentar mirarnos en los sucios y corroídos espejos de los partidos políticos y de las urnas infames, al fin encontramos en otro escenario el reflejo real de nuestro ser más profundo e íntegro.
Sí, esos jóvenes, ese sacerdote, esos maestros y esos padres de familia nos recordaron nuestra identidad... y también nos mostraron la manera única que tenemos para forjar dignamente nuestra Historia: de pié, avanzando firmes, fieles a Dios, bajo el manto de María, sin conceder ni un solo centímetro al enemigo, valientemente, de cara al sol, defendiendo lo que es de Dios (la Fe, la Patria, la Familia, la Vida).

Estos argentinos que marcharon con la divisa celeste tuvieron, pues, la noble misión de recordarnos el camino, como la Cruz del Sur a los viajeros que han perdido el rumbo.

¡Ahí estuvo la Patria! ¡En Santiago del Estero!

Y algo más que es menester mencionar. El colegio del cual hablamos lleva el nombre de San Miguel Arcángel... aquel que desterró al demonio.

¡San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla!



-Julieta Gabriela Lardies

martes, 9 de julio de 2019

LOS PSEUDO-MANDAMIENTOS (FALSOS MANDAMIENTOS)





Engañosas directrices, órdenes destructivas, que el demonio ha impuesto en la sociedad

1. JAMÁS CONFRONTAR (Esto lleva a nunca enfrentar al error con la verdad. Así el demonio evita que la luz de lo cierto ponga en evidencia lo que es incorrecto)

2. RESPETAR TODA OPINIÓN (Esto busca hacer que las personas no comprendan que sólo debe respetarse lo respetable. Por ejemplo, no es respetable la voluntad de asesinar a inocentes o de traficar seres humanos. EL MAL NO ES RESPETABLE)

3. SOMETER TODO A VOTACIÓN/ACATAR SIEMPRE LA VOLUNTAD DE LA MAYORÍA (Esta directiva busca hacer que la gente ignore que la bondad o maldad de las cosas no depende de lo que piense cierto número de personas y que ante la tiranía, de mayorías o minorías, se debe resistir. Ejemplo de la voluntad injusta de una mayoría es el pedido popular de que Jesucristo fuese crucificado)

4. JAMÁS DAR ARGUMENTOS RELIGIOSOS (Implica callar la verdad revelada y aceptar discutir bajo las reglas del ateísmo, negando al hombre su dignidad de hijo de Dios; es consentir que se excluya de todo argumento a Aquel que es la Verdad)

5. CREER QUE CADA PERSONA TIENE SU PROPIA VERDAD (Es negar la existencia de la Verdad misma, es aceptar que la Verdad no existe y que en su lugar existen muchas "verdades", pudiendo en consecuencia hacer cada uno lo que se le antoje sin posibilidad de saber qué está bien y qué está mal; es negar que el hombre puede conocer la realidad, ya sea porque ésta "no existe" o porque "es inalcanzable")

6. NUNCA REACCIONAR CON VIOLENCIA (Implica desconocer que existen altos bienes que exigen ser defendidos con fuerza y determinación, vigorosamente. El mismo Señor nos da ejemplo de este santo celo cuando expulsa a los vendedores del Templo. En la vida de los santos también encontramos muchos ejemplos de reacciones arrojadas cuando las situaciones lo ameritan, pensemos v.g. en la vida de Santa Juana de Arco, Santo Domingo Savio y tantos otros)

7. SER SIEMPRE TOLERANTE (Exige aceptar que no existen cosas intolerables. Con esto el demonio trata de ocultar que hay cosas, como la matanza de inocentes o la trata de personas, que no deben ser toleradas)

8. HACER DEL DIÁLOGO UN FIN EN SÍ MISMO (Implica ignorar que, en principio, el diálogo es un medio para alcanzar la verdad y una instancia que puede agotarse o incluso no usarse. A nadie se le ocurriría recurrir al diálogo reflexivo al momento de enfrentar al agresor que rompe furiosamente una ventana para ingresar a una vivienda decidido a perpetrar un crimen. El diálogo es un medio útil para alcanzar la verdad cuando, por parte de quiénes dialogan, existe predisposición a ver la realidad. El mismo Jesucristo se niega a hablar con Herodes cuando es llevado ante éste, antes de la crucifixión)

9. EVITAR LOS TÉRMINOS CON CONNOTACIONES NEGATIVAS (Es una de las "modas" más arraigadas de nuestra época. Implica una verdadera mutilación del lenguaje que se ve reducido muchas veces a palabras o frases edulcoradas, suaves, ambiguas, imprecisas y hasta impotentes; por ejemplo cuando se prefiere decir "estoy a favor de la vida" en lugar de "estoy en contra del aborto".  No debemos olvidar que el Señor nos manda a decir "No" a lo que es No)

10. SONREIR SIEMPRE (Equivale a fingir que todo está bien para mantener una falsa paz, muchas veces a cualquier precio, olvidando que la sonrisa complaciente puede ser a veces una actitud terriblemente dañina; tengamos presente que hay ocasiones en las cuales la gravedad de las cosas exige actitudes serias. Como ejemplos bíblicos podemos citar las denuncias públicas de Juan el Bautista, hechas con suma severidad, o el amargo llanto de Jesús sobre Jerusalén)

CON ESTOS FALSOS MANDAMIENTOS EL DEMONIO HA LOGRADO ACALLAR Y NEUTRALIZAR A MILES DE CRISTIANOS.
ASÍ EL PADRE DE LA MENTIRA EVITA QUE LA VERDAD ESPLENDA ANTE LOS OJOS DE LOS HOMBRES. 

NO NOS DEJEMOS PONER ESTOS DIABÓLICOS GRILLETES QUE NOS ANULAN COMO SOLDADOS DEL REINO Y NOS QUITAN LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS.



-Julieta Gabriela Lardies

lunes, 8 de julio de 2019

CHEQUE EN BLANCO (¿Quién osará poner límites al democrático "dios" Congreso?)



(2018)


Cuando se descubre  que se ha dado un poder sin límites...

"Yo no los voté para eso". Esa es la frase que hemos oído en las calles repetidamente en estos días. Frase dicha en referencia a los legisladores que debatirán sobre la bondad o no de matar niños... y decidirán "en consecuencia".
Esas palabras, "yo no los voté para eso", surgidas de la indignación de ciudadanos desconcertados, ponen al descubierto toda la perversidad de un sistema.
Por lo visto, cuando el pueblo vota no sospecha el alcance monstruoso que tiene ese simil mandato que da a sus "representantes". Prueba de ello es la ingenua expresión que citamos al comienzo. "Yo no los voté para eso"...

Pues bien. La verdad es que nos encontramos con legisladores a quienes se les ha firmado una suerte de cheque en blanco que no encuentra techo ni límite alguno, lo que es advertible cuando vemos que el Congreso se dará la licencia de elegir por voto si el matar a un niño en el vientre materno será "bueno" o "malo" en la Argentina. Nuestro país cuenta con un cuerpo legislativo compuesto por muchos "dioses" que, al mejor estilo del circo romano, levantarán o bajarán los pulgares para decidir la vida o la muerte del inocente. Esto indigna a muchos argentinos que tarde descubren el engaño y se repiten "yo no los voté para que decidan sobre esto", que equivale a decir "no les di un poder que ni yo mismo tengo".

Ciertamente, mañana también el Congreso podría proponerse decidir hasta qué edad es conveniente que viva cada argentino y cuándo el Estado por motivos de "salud social" y "salud económica" tendría "derecho" a "interrumpir" la respiración de los ya nacidos (ancianos, enfermos, inmigrantes...). Luego el debate podrá ser sobre la bondad de la pedofilia o de la necrofilia, para lo cual nuestros gobernantes quizás quieran auto imponerse la obligación de proveer cadáveres de manera gratuita y rápida para que los necrófilos satisfagan sus retorcidas inclinaciones (de hecho, los renombrados "derechos sexuales" así lo exigirían llegado el caso).

¿Cuál es el límite? La respuesta es clara. El límite no existe en una forma de gobierno en la que los ciudadanos, cuya voluntad fue estratégicamente endiosada, envían a sus "representantes" a sentarse en el Trono del mismo Dios.

En nuestro país, hoy se puede legislar hasta el absurdo. Hasta lo más criminal y abominable puede convertirse en legal con la sola condición de que los votos se contabilicen correctamente. Se ha cambiado la Verdad por "verdades" reformables (como máximo, tras asamblea constituyente). Y ahora vemos las lógicas consecuencias. ¿Quién osará poner límites al democrático "dios" Congreso?.

En la Legislatura no hay parámetros Morales. Este sistema no reconoce una ley superior y eterna, y nuestra conciencia grita de dolor y espanto.

¿Es posible que tengamos que salir a decir que los niños no deben ser asesinados? Sí. En un sistema sin Dios, sin los límites que nos marca su Palabra, en un sistema ateo, se hace necesario predicar lo obvio.

Ahora bien, si se comienza a advertir que hay cosas que no pueden estar sujetas a voto,  que existe aquello que no puede depender de la voluntad general y que a nadie se le puede dar una "patente de corso" para gobernar... si se comienza a advertir esto, entonces es que existe la posibilidad no tan remota de cambiar de rumbo y de volver a reunirnos como pueblo bajo el estandarte de Cristo, posibilidad de organizarnos como Patria cuyos altos principios vengan de Aquel que es la Verdad, y no de un infame recuento de opiniones.

Mientras tanto, en este sistema sin Dios y por lo tanto calamitoso, seguimos haciendo lo que es nuestro deber de cristianos. Esto es, anunciar y denunciar. Anunciar la Verdad y denunciar lo que se opone a ella. Recogemos la bandera de tantos mártires que a lo largo de la Historia, pública y abiertamente, proclamaron lo correcto hasta dar sus vidas.
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Hoy en el Congreso se decide tu suerte, como alguna vez se decidió la muerte de otro inocente que murió en una cruz tras voto popular.
Hoy, con un dolor de muerte pero en la firme convicción de que no podemos callar, salimos a las calles para no ser cómplices, por omisión, del crimen del aborto.
Hoy, pequeño, marchamos por vos.
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-Julieta Gabriela Lardies

domingo, 7 de julio de 2019

NO CREO QUE NO CREAN... (odium fidei)





(2018)

Profanan templos, destruyen imágenes sagradas, atacan a los cristianos y piden la legalización del aborto.


Quiénes tuvimos la oportunidad de cruzarnos con agrupaciones de mujeres abortistas (y que, con el correr de los años, llevamos crónica de su accionar) sabemos que no es raro escucharlas gritar consignas tales como "Dios es gay", "Familia apesta", "María abortó", etc, así como aquella ya tan conocida "La única Iglesia que ilumina es la que arde"... frase que no quedó en mera "consigna rabiosa" ya que desde hace mucho tiempo se vienen sucediendo reales amenazas e intentos de quema de templos católicos.

En los talleres y marchas de sus encuentros feministas, las hemos visto arrancar hojas de la Biblia, burlarse de signos sagrados, destrozar rosarios, golpear a católicos, referirse a Cristo como a "ese judío zombi", por mencionar tan solo parte de los agravios y ultrajes con los que manifiestan su odio a la fe.

Por nuestra parte, no podemos minimizar este alarmante fenómeno de odium fidei diciendo que estas mujeres son tan solo "no creyentes". Si únicamente fueran personas que atraviesan una crisis de fe ¿Por qué se empeñarían con extravío en escupir la imagen de Aquel a quien consideran inexistente? ¿Por qué insultar furiosamente el nombre de alguien a quien se tiene por un ser imaginario inventado por los "tontos cristianos"?
Expresaba Gustavo Martínez Zuviría: "no concibo que se insulte con rabia a un ser cuya existencia se niega".

Ciertamente, sería muy  ingenuo de nuestra parte estar tan seguros de que ese delirante odio dirigido a Dios se enraíza en el hecho de no creer en su existencia. Tal vez estas seriales profanadoras de lo Sagrado adviertan con extrema claridad lo mucho que ciertas cosas agravian al Creador... quizás lo adviertan más que muchos cristianos
Probablemente su aversión no provenga del hecho de no creer, sino de la decisión de revelarse contra la Verdad, contra la luz que viene a dejar al descubierto toda mala conducta. Para obrar mal se prefiere la oscuridad...

Hace pocos días las vimos nuevamente al ataque de las catedrales de la Argentina. También las escuchamos convocar a un acto de apostasía colectiva en la ciudad de Tandil. Y desde hace mucho tiempo las vemos ofrecer misoprostol públicamente para que todas las mujeres puedan practicarse abortos (los llamados "abortos clandestinos" que luego ellas mismas, las feministas, condenan como causa de muerte materna)... y también solicitan (exigen) más derramamiento de sangre inocente. Piden la legalización del aborto. ¿Preocupación por lo que creen es injusto? Nada de eso. Tengamos presente que quien tanto aborrece a Dios, a la Iglesia y a los cristianos, quien no repara en cometer los más desenfrenados actos de vandalismo, de mentir cifras, inventar estadísticas y despreciar la vida inocente, mal puede preocuparse por cuestiones de "salud pública" (grotesco disfraz argumental pergeñado para camuflar el criminal pedido). No olvidemos que quien odia a Dios, termina odiando en consecuencia al mismo hombre, por Dios creado.

Con tales características ya podemos dimensionar el alcance de esta contienda. No dudemos en afirmar pues que en esta lucha lo espiritual sí importa... y que en esto los argentinos nos estamos jugando más que la vida... nos estamos jugando el Cielo.


-Julieta Gabriela Lardies

¿EN QUÉ ESTÁ PENSANDO USTED? (Carta abierta a Mauricio Macri)




(Agosto de 2018)



No es un agrado dirigirme a Ud.

Desde que comenzó esta locura de intentar legalizar el aborto en suelo argentino vengo esquivando el tener que escribirle unas líneas. En primer lugar porque pareciera que, al peticionar un cambio ante Ud, le estoy reconociendo legitimidad para algo que no tiene.

Ud. no está legitimado para decidir sobre la vida o la muerte de un inocente ni para decidir que esto sea algo debatible.
Ud. no es Dios, como tampoco lo es ningún legislador, aunque dada la perversidad del sistema y como parece que muchos de ustedes tienden a olvidarlo, cabe recordárselo. Reitero pues: NO SON DIOSES.
Sepa entonces que al dirigirme a Ud, no lo hago como quien se dirige a rogarle al Altísimo, sino como quien intercede ante un victimario injusto; victimario que tiene poder de hecho (y NO de derecho) sobre un inocente. Tal pudiese ser el caso de quien clama piedad ante un secuestrador que, sin tener derecho pero teniendo poder por el momento, decide la suerte de su prisionero.
Déjeme decirle que su padrinaje al aborto no me asombró demasiado. Bien recordaba que Ud. había festejado el primer aborto "no punible" practicado en la ciudad de Buenos Aires. Claro que luego supo silenciar el tema durante la campaña y mostrarse a favor de la vida. A algunos no logró engañar (me incluyo), pero muchos otros cayeron en la trampa, mortal trampa tejida en las tinieblas. Y pasó lo que algunos veíamos venir.
Muchos creyeron que Ud. obraba por falta de conocimiento. Pero aquí no hay ignorancia de su parte. Su ministro de salud abortista, sus secuaces, su María Eugenia Vidal con web para corromper a menores, su asesor extranjero, etc. son signos visibles de cuáles son sus pensamientos.
Ud. abrió las puertas al endemoniado debate del aborto, lo impulsó, lo apadrinó. Los argentinos, asombrados al descubrir que los legisladores tenían una simil patente de corso para discutir aún lo indiscutible, salieron a las calles a decir lo obvio: “A los niños no se los mata”, “Hay cosas que no pueden depender de una votación”, “La vida de los inocentes se defiende”, “Esto es absurdo y criminal”, etc.
En el Congreso de la Nación se rifó la vida de miles de niños… y por esta vez no hubo que lamentar el derramamiento de sangre inocente (aunque ya es una tragedia para la Argentina haber permitido se decida, voto mediante, si matar o no a los argentinos más débiles e indefensos).
Pero resulta que, como el caballo del comisario (cuando digo “comisario” me refiero a Ud.) no ganó en la jornada del 8 de agosto, nos va a imponer ahora el aborto mediante la Reforma del Código Penal por iniciativa suya.  De lograr Ud. su cometido, los sanguinarios protocolos de abortos “no punibles” seguirán siendo pena de muerte efectiva en los hospitales del país, para niños de hasta nueve meses de gestación, pero ahora existirán más causales por las que se podrá dar muerte a la criatura. Mas no solo nos golpea esta noticia, sino que nos venimos a encontrar que como burla al clamor del pueblo que salió a las calles en defensa de la vida inocente, ahora se autoriza el expendio de misoprostol (droga que es utilizada para practicar abortos) y se potenciará la “educación sexual integral” con ideología de género, promoción de anticonceptivos (abortivos y no abortivos), adoctrinamiento homosexualista y otras tremendas aberraciones. ¿Se burla Ud. de nosotros? ¿Cree que defendimos la vida de los inocentes y ahora vamos a quedarnos de brazos cruzados cuando se lanza ya no solo contra la vida del cuerpo sino también contra la del alma? Como no le permitimos su primer intento de legalizar el aborto ¿ahora quiere no solo matar a los por nacer sino también corromper a los ya nacidos?
Decía el Dante que "los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral”. Pues bien, la Argentina atraviesa hoy una gran crisis, y nosotros (ya está más que demostrado) no vamos a quedarnos quietos, no vamos a quedarnos mudos, no vamos a ganarnos el infierno por cobardes.

En honor a la verdad, es menester decir que tanto la corrupción de menores por medio de la “educación” sexual en las escuelas, como la búsqueda de instalar el asesinato de niños por nacer en nuestra Patria, no surgieron con Ud. A esto nos venimos enfrentando ya desde hace muchos años. Y si de decir la verdad se trata, tampoco podemos dejar de mencionar que su accionar no es tan escandaloso como el de aquel que debiera hablar y no habla, primero entre pares, guardando sepulcral silencio ante la terrible situación de su país.

Pero es Ud. quien hoy por hoy mueve las fichas en este tablero nebuloso en el que se define el presente y el futuro de nuestra Patria. Así que a Ud. volvemos a apuntar nuestro reclamo. La “ESI” (“educación sexual integral”) que tanto busca Ud. potenciar en nuestras escuelas y colegios, viene siendo ya desde hace años un espacio de adoctrinamiento en ideología de género, con clases y materiales explícitos e inmorales que incentivan a niños y jóvenes a mantener prácticas homosexuales y a ver a las relaciones sexuales en sí mismas como meros juegos recreativos, un “derecho” propio de niños y adolescentes. En definitiva, corrupción de menores. Y le hablo después de haber oído a padres y docentes, después de haber recorrido escuelas y analizado minuciosamente el material “educativo” que desde los ministerios de salud y educación envían a las instituciones. Mientras escribo esto me viene a la memoria lo que ocurriera en un pueblo de mi povincia cuando unos padres alarmados por las charlas de alto contenido erótico que una maestra de primaria daba a sus alumnos, y teniendo conocimiento de ello por boca de otros padres, preguntaron a su hijita de ocho años qué le había dicho sobre el tema la maestra. La niña, ruborizada y compungida, se echó a llorar, pues herida en su pudor infantil, sentía vergüenza de repetir ante sus padres lo que la señora maestra no había tenido vergüenza de exponer ante sus alumnos. También recuerdo a esa docente que en el marco de la “educación” sexual enseñaba a sus alumnos que debían “cerrar los ojos al masturbarse pues esto le permitía alcanzar mayor placer”. Mientras le escribo a Ud., Mauricio Macri, tengo sobre mi mesa material de “educación” sexual que se repartiera a niños y jóvenes en los Juegos Evita, ya hace unos años. Entre otras aberraciones, y con atractivos y coloridos diseños, este material enseña a los chicos a usar “juguetes” eróticos, como los “dildos/vibradores”, les explica cómo utilizarlos de manera “higiénica”, los anima a usar “lubricantes” para “diversas prácticas sexuales, tanto individuales como compartidas” (palabras textuales). Otros de los tips que leemos en el material es el de “no te laves los dientes antes de practicar sexo oral” y “si decidís adecuar tu cuerpo a tu identidad autopercibida, tenés derecho a iniciar un tratamiento de hormonización” y el lema en grandes letras “CONOCERNOS, DIVERTIRNOS, CUIDARNOS”. La relación sexual como una parte más de la diversión infanto/juvenil. La lista de desaciertos (por llamarlos de algún modo) de este material es muy larga. El incentivo a tener relaciones homosexuales y la insistencia en la posibilidad de cambiar de sexo o de “construir” la propia sexualidad dejan ver a las claras el principal objetivo de esta “educación” sexual. No hace tanto tiempo nos vimos forzados a denunciar la página web (ya citada líneas arriba) “Chau Tabú” impulsada por María Eugenia Vidal, como supuesto espacio de formación en materia de educación sexual. Entre las depravadas enseñanzas de esa página web nos asombró encontrar la explicación acerca de cómo usar el “campo de látex”. ¿Lo sabe Ud? Pues quisiera que cuando pida insistentemente “eduación sexual”, explique también por cadena nacional, para que lo oigan todos los padres argentinos, que a los chicos en las escuelas se les detallará pormenorizadamente cómo, por ejemplo, usar el “campo de látex”, y tenga a bien también describir dicha práctica. ¿Se anima? Pues lo reto a hacerlo. Explique por cadena nacional que a los niños y adolescentes una maestra les explicará cómo usar este “campo de látex” para tener sexo “oral-anal” y estar medianamente “protegidos” al momento de introducir la lengua en el ano de sus compañeros. ¡Vergüenza me da escribirlo! ¡Pero eso figuraba explícitamente en la página de educación sexual regenteada por la gobernadora de Buenos Aires! ¿Se lo aconsejaría Ud. a su hija Antonia, por supuesto que aclarándole previamente que corre tanto para prácticas sexuales que ella quiera tener con un compañerito como con una compañerita? (Mejor no me responda).
Mauricio Macri, esto no se llama “educación”. Se llama corrupción de menores. Y para corromper a nuestros niños y jóvenes el Estado busca hoy usurpar el rol de los padres.
Existe una educación en valores que es materia de enseñanza en casa, y que, de no sentirse los padres capacitados (excepcionalmente), a ellos y no a otros corresponde buscar a la persona idónea (catequista, familiar, guía, etc.) que por su probada solidez moral pueda educar en valores y virtud a sus hijos. También hoy están al alcance de los padres excelentes video-conferencias, ponencias, charlas, documentales, etc. que apuntan a formar de manera edificante a niños y jóvenes para crecer en el verdadero amor y en el respeto de sí mismos y de los demás. Este material supervisado por los padres, puede llegar a manos de los hijos con excelentes y sólidos resultados.
Resumiendo. No queremos que se mate a los niños por nacer, ni que se corrompa a los ya nacidos. A esto no lo negociamos. Nos oponemos totalmente a la “educación sexual integral” dada en las escuelas por el Estado (un Estado sin valores, sin escrúpulos, sin Dios). Nos oponemos a que el Estado usurpe el lugar de los padres.

¿En qué está pensando Ud? ¿Por ventura cree que esto no terminará en tragedia? ¿O eso es precisamente lo que busca a modo de venganza ya que, como escuché por algún lado, en nuestro país Ud. “no vuelve a ser presidente ni del club del barrio”? ¿Acaso cree que en toda la Argentina no habrá padres que se levanten para defender a sus hijos con todos los medios que le sean posibles? ¿Cree que todos los argentinos van a dejar que perviertan y corrompan así a sus niños?
También resulta que en los últimos tiempos hemos descubierto que si hacemos un poco más de ruido de lo esperado, aparece todo un coro de periodistas obsecuentes que se rasgan las vestiduras y tratan de amedrentarnos tildándonos de “violentos”. Que sepan pues que esta violencia que tanto los escandaliza no va a parar, ya que no es más que lo justo, lo debido, para repeler la violencia injusta y tiránica que se ejerce contra nuestras familias, nuestros niños, nuestra fe y nuestra Patria.
Mauricio Macri, las Sagradas Escrituras hablan de Ud. y de aquellos que como Ud. buscan corromper a los niños. En Mateo 18, 6 leemos “Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar”. Pero no creo que esto lo turbe ni intimide, claro; yo le traigo a colación la Biblia y otros le traen por otro lado millones de dólares bien dispuestos. ¿Va a decirme que quiero imponer una cuestión religiosa? Pues yo lo acuso de querer imponernos leyes ateas, irrespetuosas del ser humano, desconocedoras de la alta dignidad del hombre, esa dignidad que los argentinos aprendimos a respetar en la catequesis, en la familia, en las aulas.
Sepan Ud. y los agentes extranjeros que crispan sus garras sobre nuestra Patria (IPPF, Fondo Monetario, etc.), los agentes internos (traidores de la Patria) y todos los que buscan someter a nuestra Argentina, que aquí, en este país hispanoamericano situado al sur del continente, en este país cristiano y orgulloso de su fe, de sus tradiciones y de sus valores, hay argentinos que no pactan con el enemigo, argentinos que no se venden, argentinos dispuestos a defender la Verdad y a defender a los nuestros, desde el primer instante de su concepción y hasta que Dios los llame.


-Julieta Gabriela Lardies

sábado, 6 de julio de 2019

ABORTO EN JUJUY



(Enero de 2019)


Sobre el niño jujeño pesa una infame sentencia de muerte.

Con indignación y asombro oímos al Gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, decir que el Código Penal "legaliza" el aborto en estos casos. Nos preguntamos si este gobernante ignora que cuando el Código Penal (injustamente) decide no aplicar pena en determinados casos (dejar esos crímenes impunes) NO LOS LEGALIZA, no los autoriza. Y si lo hiciera ¿se olvida Morales de lo que establece al respecto la Constitución Nacional?

También habla Morales de cumplir con el fallo FAL. ¿Qué quiere cumplir Morales? ¿una sentencia in abstracto dictada hace años por la Corte abortista para un caso concreto? Un fallo judicial únicamente rige para las partes que intervienen en el pleito. La Corte no puede legislar para la población argentina, no está entre sus potestades, no puede legalizar el aborto, no puede dictar normas de carácter general porque eso excede sus funciones. Y en este aspecto el Gobernador tampoco puede decidir.

En Argentina EL ABORTO NO ES LEGAL y a eso no lo puede cambiar un gobernador expresándose en Twitter, ni los jueces haciendo "recomendaciones" anticonstitucionales, ni los ministros de salud mediante protocolos/reglamentos ilegales.

Nuevamente nos encontramos discutiendo lo indiscutible: si matar o no a un inocente es correcto, si eliminar o no a un niño está bien en determinados casos. ¿Y si existiese en la Argentina una ley infame que condenase a muerte a los niños, para satisfacción de nefastos personajes como el Gobernador de Jujuy y su Ministro de Salud, Gustavo Bohuid? Aún si en la Argentina existiese ese tipo de leyes, nos levantaríamos para decir que una norma homicida, que una ley injusta, nunca podrá ser ley sino únicamente una burla a la Verdad y a la justicia.

Clamamos al Cielo por ese niño en peligro de muerte. Pedimos que su joven vida sea respetada y nos dirigimos a los médicos de bien del citado hospital, a la Directora del mismo, Dra Alice Vargas, y a todos los jujeños de buena voluntad, para pedirles que defiendan con valiente determinación a ese pequeño de seis meses que se encuentra totalmente indefenso aguardando que decidan qué hacer con él.


-Julieta Gabriela Lardies

UNA MÁS


(Junio de 2017)


“Ni una menos” reza la consigna de la marcha feminista. “Una más” podemos anunciar nosotros amargamente. ¿Una más? Sí. Una mentira más. Un engaño más para confundir a los desprevenidos. Se trata de una marcha de mujeres  con la que se intenta instalar en nuestra Patria el crimen del aborto, la ideología de género y otras aberraciones, oscuros objetivos escondidos tras la máscara de supuestos derechos. Una mentira más, una nueva trampa. ¿Qué más da? ¿No somos la sociedad que creyó la farsa de los 30.000? ¿No somos el pueblo que cada año abre los brazos para recibir a las “nobles” y “valientes” chicas con voz firme que destrozan ciudades y profanan catedrales en el marco del Encuentro Nacional de Mujeres? ¿No somos el mismo pueblo que cíclicamente renueva en las urnas su pacto de fidelidad a un sistema cada vez más asfixiante y macabro?
¿Y si a la ingenuidad o tontera le sumamos la amnesia histórica, la hipocresía y la degradación moral? ¿No somos la sociedad que miró adormecida cómo se otorgaban premios en papel moneda a los “héroes” que asolaron nuestra Patria con bombas, secuestros y asesinatos en nombre de sus ideales subversivos?
¿No somos el pueblo al que se le vende el “baile del caño” como "diversión para la familia" y la promoción de la homosexualidad como avance de civilización en las escuelas? ¿No somos la sociedad cuyos presidentes asumen el grave, serio y alto honor de gobernar, bailando y saltando como ranas narcotizadas?
¡Vale! ¡Venga una locura más! ¡Un nuevo show del absurdo! ¡Venga la mentira de NiUnaMenos! ¡Venga la oferta que el pueblo compra!
¡Salgan a las calles a pedir se les reconozca el “derecho” de matar a sus propios hijos! ¡Salgan a pedir que se les respete la “libertad” de pasearse desnudas en la vía pública! Y no faltará aquella mujer ingenua que se sume a la movilización porque (como he oído por ahí) alguna vez tuvo un novio que la maltrataba verbalmente... y por resentimiento hacia tal varón se permitirá a sí misma apoyar una marcha de muerte.
¡Aúllen  los medios batiendo el parche de los pseudo-derechos!
¡Estallen las redes apoyando la mentira camuflada!
Una culpa más por la que algún día se ha de rendir cuentas ante Dios y ante la Patria.


-Julieta Gabriela Lardies