martes, 17 de diciembre de 2019

GINÉS, EL MINISTRO MUERTE




La mayoría de las veces responde burlonamente y con ironía cuando se lo interroga sobre su accionar criminal. NO parece presentar remordimiento alguno ni sentir una pizca de respeto hacia sus interlocutores (ni compasión por sus víctimas). Marcados rasgos psicopáticos.

Utiliza argumentos falaces, miente sin demostrar ni un solo signo de nerviosismo. Se ríe patéticamente mientras quienes se le ponen delante tratan de hacerlo entrar en razón.
Su actitud inmisericorde hace recordar la imagen de Moloch, aquel ser demoníaco representado en una imagen de bronce que en la antigüedad se devoraba a los niños recién nacidos, arrojados por la boca de la estatua a las llamas que ardían en su interior.

Ginés González (flamante ministro de salud) ya nos asombraba a todos hace algunos años con su idea de liberar camas en los hospitales aplicando la eutanasia, generar espacio matando enfermos.

En los últimos días lo hemos oído defender su sanguinario Protocolo para la práctica de abortos usando como argumento recurrente que “La mayoría de los países del norte ya lo han legalizado” (y esto repetido muchas veces como tratando de imponerlo a martillazos). Pero, díganos Ginés, ¿Si vamos a copiar las leyes y resoluciones de los países del norte… para qué le estamos pagando sueldos a nuestros legisladores y ministros? ¿Para qué los estamos manteniendo a ustedes? ¿No sería mejor pagar un solo sueldo a algún copista que se encargue de transcribir las normas de las citadas naciones extranjeras para aplicarlas en nuestra Patria libre y soberana? Y hablando de todo un poco ¿Qué me dice de las nefastas consecuencias que trajo el aborto en los países que lo han legalizado? ¿No sabe? ¿No responde?

Por otro lado, sería importante pedirle a Ud,  Ginés, que explique delante de cámaras, para todo el pueblo argentino, cómo funcionan esas pinzas, los bisturíes y la aspiradora manual, instrumentos todos que se muestran en su Protocolo como elementos para practicar abortos. Sería interesante que diga también explícitamente en las entrevistas que le hacen, cómo se las arregla Ud para dar muerte a los niños de mayor tamaño (recordemos que el “Protocolo-Ginés” admite el aborto hasta los nueve meses de gestación), y explique por qué prefiere matar a un niño antes que ponerlo en una incubadora. Otra duda (¿Los periodistas no la tienen?) es por qué el Protocolo habla de silenciar el ecógrafo… ¿Se me figura o será para que los latidos del corazoncito del bebé no lleguen a oídos de su mamá sacudiendo su conciencia, despertando su compasión, o al menos recordándole que el aborto es un crimen que clama al cielo? También cabe preguntarle a Ud, Ginés, por qué su Protocolo para abortos dice que la mujer debe preocuparse si, tras practicarse un aborto, tiene un sangrado que se prolongue  más de dos semanas (o sea que exceda 14 días), sin embargo, el protocolo de abortos de la provincia de Misiones, firmado por otro “doctor-muerte”, el ahora gobernador Herrera Ahuad, dice que la mujer debe comenzar a preocuparse recién cuando el sangrado exceda los 40 días (Protocolo de aborto para la provincia de Misiones – resolución N°3378 del 16 de septiembre de 2013)¿14 o 40 días de sangrado? ¿Dos semanas o más de un mes? ¿Podrían los médicos abortistas ponerse de acuerdo al menos para “mentir parejo” y así dar la impresionó de que ciertamente les preocupa la salud de la mujer, al menos un poco?

Otra pregunta para Ginés. Cuando su Protocolo habla de aborto fallido (“interrupción fallida” página 57) ¿Se refiere por ventura a que lo que se extrajo de la mujer no era precisamente el niño, o bien era tan solo parte de la criatura (parte del "producto de la concepción" como Ud lo llama?) Sin dudas se refiere a estas dos posibilidades, ya que el Protocolo habla de casos en los que, tras la práctica del aborto, “el embarazo continúa”(textuales palabras de esta guía para matar niños). ¿Podría contar públicamente qué es lo que el médico extrae de la mujer en un aborto fallido? ¿Podría contar cómo en muchas de estas "fallas" se extraen pedazos del cuerpo de la mujer misma y otras veces partes del cuerpo del niño? ¿Podría relatar Ud, Ginés González, cómo en tantos de estos abortos fallidos se arrancan partes del bebé pero no se consigue darle muerte, y por eso la criatura sigue viviendo y el embarazo continúa su curso (como bien lo dice Ud), con el niño mutilado y maltratado, hasta que su madre lo nota y recurre nuevamente a los “profesionales de la salud” para que éstos le practiquen lo que Ud llama una nueva “aspiración de vacío o dilatación y evacuación”, es decir que terminen la obra criminal que dejaron inconclusa?

Otra línea oscura de las muchas que hay en el Protocolo es aquella que dice “De acuerdo a la experiencia de los equipos de salud que realizan ILE…” Estimo que esos equipos “de salud” no operan en la Argentina porque en nuestro país no hay “ILE”, la “interrupción legal del embarazo” no existe, el aborto es delito penal en nuestro suelo. A menos que Ud, Ministro-Muerte, esté confesando la existencia de verdaderas organizaciones delictivas dedicadas a practicar abortos clandestinos en nuestro país. Si las conoce tiene el deber de denunciarlas, Don Ginés... Y de paso ¿Forma Ud parte de ellas?

¿Y qué decir de las amenazas que Ud  hace llegar a los médicos que no quieran practicar un aborto? En la página 25 del Protocolo en cuestión, se explica que incurrirán en “violencia contra la libertad reproductiva” aquellos profesionales que se nieguen a realizar prácticas “lícitas” atinentes a la salud reproductiva, y aclara falazmente “entre las que se encuentra la interrupción legal del embarazo”. Un médico, según este Protocolo, no podría negarse a realizar un aborto a menos que haya declarado y notificado PREVIAMENTE su decisión ante las autoridades del nosocomio. Y si el profesional de la salud hiciese esa declaración explícita y previa ante las autoridades del Hospital, igualmente estaría obligado a cooperar con el aborto en cuanto a las medidas previas al asesinato en sí. El médico también se vería obligado a informar a la paciente sobre su "derecho" al aborto y estaría confinado a cooperar directamente con la práctica criminal indicando a la mujer qué médico abortista podría darle fin a su embarazo. ¡LO QUIEREN OBLIGAR A SER CÓMPLICE! 
Además, el médico pro-vida, aunque se hubiera manifestado previamente en contra de realizar abortos, también estaría obligado a terminar con la vida del niño en caso de que no haya un profesional abortista disponible o se considere que el aborto debe ser hecho de inmediato. TODAS las clínicas (sin importar si sean públicas, privadas, religiosas, etc) deberán según el Protocolo garantizar la práctica de abortos, NO PUEDIENDO NEGARSE. 
¡Caramba! Si es necesario que el ministro de salud amenace y obligue tanto (Todo lo que se expone en este párrafo puede corroborarse en la página 26 del Protocolo) no será que algo de malo hay en todo esto? ¿Existen las mismas amenazas y disposiciones coercitivas para las operaciones de apéndice o para las extracciones de muela? ¿Si hay que obligar de tal manera a los médicos y a las clínicas, amenazándolos penalmente para que apliquen estos protocolos, no será que el aborto en realidad no es una práctica sanitaria? Y sí, es lógico que los médicos de bien  se nieguen a desmembrar a un niño, a tirarlo en un tacho en lugar de ponerlo en una incubadora o a romperle el cráneo con un fórceps.

Y por cierto ¿Qué es eso de aborto por salud social” que embandera el Protocolo?¿Aborto por motivos sociales? ¿Aborto en embarazo tras una infidelidad a la pareja estable? ¿Aborto por divorcio? ¿Por situación de desempleo? ¿Aborto para conseguir un ascenso, para conservar un trabajo, para participar de un concurso de belleza, para evitar murmuraciones, por tener depresión, para que no se dificulten los estudios, para poder seguir practicando deportes de riesgo o asistiendo a fiestas de trasnoche? ¡Salud social! REALMENTE VERGONZOSO.
(Y en este punto, para quienes intentan dar excusas abortistas un poco más elaboradas… ¿Cuándo es correcto asesinar a un niño?)

Tanto de este ilegal Protocolo-Ginés, como de los demás protocolos abortistas e igualmente ilegales que infectan nuestros nosocomios, podríamos seguir hablando mucho.

Pero solo una cosa más quisiéramos decirle al ministro. Cuando alguna persona indignada le hace algún planteo en los medios, este personaje responde “vos decís eso porque sos religioso”. Permítame decirle, ministro asesino, que ciertamente pienso como católica. Y Ud. piensa como ateo o como satanista. Por ello no tiene mayores reparos cuando contempla la posibilidad de asesinar enfermos, o cuando obliga a descuartizar niños para cumplir con sus fines perversos. Ud. piensa como "hombre sin Dios", cree que nunca será juzgado por sus actos y que jamás tendrá que dar cuentas a nadie (o quizás cree que deberá rendirle cuentas al demonio mismo, y de allí su desesperación criminal por matar inocentes). No le teme a la condenación eterna. 

¡Ah! Otra cosa (ya lo olvidaba). ¿Cuántos abortos ha practicado Ud? Nunca lo ha contado ante las cámaras pero sería interesante saberlo. ¿Puede relatarlo? ¿Cuántos úteros ha perforado? ¿Cuántos niños le nacieron vivos por abortos “con fallas"? ¿Cuántas criaturas vio apagarse hasta morir en una bandeja de metal o en un tacho de desechos? ¿A cuántos bebés mutiló en abortos fallidos, sin poder matarlos? ¿Cuántas veces bajó el sonido del ecógrafo para que la mujer no escuchara los latidos de su hijo? (Ud. menciona estos gajes del oficio en su Protocolo de muerte, de manera que no estaría mal hablarlo ante las cámaras, ¿no?) Y algo más… ¿Cuántas Keilas se le han muerto junto con los bebés? En fin… ojalá nuestros periodistas despierten de su respetuoso letargo (inducido o no, consciente o inconsciente) y al menos le hagan estas sencillas preguntas que muchísimos argentinos quisiéramos lanzárselas a la cara, simplemente para comprobar hasta donde llegan su cinismo, su perversión, su sed de sangre.


-Julieta Gabriela Lardies