viernes, 31 de julio de 2020

NO TE RINDAS




Pueblo de San Rafael, no te rindas. Te han cercado y acorralado, pero no saben tus atacantes que con cada golpe que te atinan, tu martirial testimonio se hace más brillante.
No cejes, San Rafael, en tu tenaz esfuerzo por defender la Fe que te da vida. No claudiques, porque es en tu mendocino suelo (que hoy no aparece en los noticieros ni en los diarios nacionales) donde está teniedo lugar un combate de eternidad, se está peleando por los derechos de Dios, para dar ejemplo a los argentinos y al mundo de cómo se libran tales batallas: a pie firme, a rostro descubierto, con alma y vida!
No te rindas, porque desde cada provincia, desde cada rincón de nuestra dolida Patria, hemos levantado la vista para mirar a un pueblo que planta cara y nos invita a hacer lo mismo.
Ordenó el enemigo cerrar tu Seminario (el más grande de nuestro país). Pues que sepa el enemigo que de cada vocación que ataque, brotará un grito insofocable, insobornable y estremecedor que clame al Cielo reparación y justicia.
No te rindas, San Rafael, porque la Argentina necesita verte. Porque aún no nos despertamos todos, porque aún las quemas de nuestros templos y las más repugnantes profanaciones (incluídas las litúrgicas) no parecen haber sido suficientes para quitarnos ese cómodo adormecimiento que ya va degenerando en cobardía.
Te estamos viendo pelear por tu Seminario, que también es nuestro y que, por sobre todo, es de Dios. Te estamos viendo gritar que los derechos de Nuestro Señor no se negocian, ni con los enemigos de fuera ni con los de dentro. Y vamos despertando al rugir de tu fragorosa lucha.
No te rindas, San Rafael, porque naciste para la batalla y hoy quizás vengas a ser esa medicina del cielo que necesitamos los argentinos para curarnos del miedo. Nos estás mostrando cómo se dice "basta". Cuál otra Vendeé, nos estás enseñando a cumplir con el deber, suceda lo que suceda.

Tené presente, San Rafael, que en toda la Argentina habrá quienes descubran por tu causa el valor sagrado de la Eucaristía; que a lo largo de nuestro suelo patrio habrá madres con sus hijos elevando plegarias por vos; que habrá velas prendidas en santuarios del campo y de la ciudad...   que gracias a tu lid habrá un país  entero abriendo los ojos.



El "delito" de estos sacerdotes y seminaristas fue defender la Sagrada Forma. ¡El "delito" fue defender la Santa Comunión en la boca! Ni el más necio ateo podría ver proporción justa entre el "delito" y el castigo aplicado.
No te rindas, San Rafael.



-Julieta Gabriela Lardies